Perspectiva de alteridad en estudiantes con ambientes de violencia y pobreza económica

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Freddy González Silva

Resumen

Al desarrollar el tema de la alteridad se colocan en juicio distintas apreciaciones relacionadas con la diferencia. Entre ellas las definiciones del Diccionario de pensamiento contemporáneo (1997) y Aguilar (2005) que sitúan la alteridad en la perspectiva de la diferencia establecida entre humanos. Otra conceptualización complementaria es la de Téllez (1998) que argumenta además, que se construye mediante los tipos de relaciones simbólicas entre los individuos. Ante todo este entramado teórico cabe destacar que aunque se trate de una reflexión subjetiva genera una tipología de nuestras actitudes hacia lo otro (Theodosíadis, 1996). Dicho proceso inherente al ser humano se manifiesta en cualquier contexto cotidiano y puede a su vez pasar desapercibido por la mirada común. Al ser la alteridad un proceso de comprensión que genera posturas en las personas puede servir de marco para comprender cualquier fenómeno de interacción humana. De allí que puedan examinarse problemáticas complejas en los ambientes más comprometidos dentro de cualquier contexto. De allí que para esta investigación se tomó la pobreza como estrato más genérico dentro de la América latina y la violencia como factor de relevancia en diversos centros escolares. Cabe considerar, según el planteamiento de Rodríguez (2004), que la pobreza aparece unida indefectiblemente a la violencia como causa y expresión de injusticias, inequidades, postergación y exclusión social. Aunque es preciso reconocer que está desembocando en un aumento alarmante de los niveles de violencia en todos los estratos y niveles sociales. La pobreza, aunada a la violencia escolar, es fruto de una relación de la alteridad posiblemente inestable. Por lo demás, se comprende cómo la diferencia del otro es tomada como rechazo y remite a acciones agresivas. En un estudio realizado sobre la violencia en el aula en Venezuela, Contreras (2007) ha demostrado que los diversos lugares de la edificación escolar, espacios para la convivencia y la socialización, no están exentos del surgimiento de situaciones de conflicto expresadas mediante violencia o maltrato entre iguales. Cualquier alumno o alumna está propenso en una institución escolar venezolana a ser objeto de acciones violentas o de maltrato por parte de sus compañeros y compañeras. En realidad, se desconocen las cifras exactas de la violencia escolar en Latinoamérica, pero sí se reconocen múltiples casos en los diversos ambientes. Para nadie es desconocida la cifra que cada semana reportan los diarios acerca de las muertes generadas principalmente en los ambientes de barrios pobres. Por ello, a la escuela como formadora de generaciones, le compete esta realidad y le toca jugar un nuevo rol en su proceso de gestación de un ciudadano integral. Expuesta esta situación, es necesario encontrar la alteridad en la prosecución escolar porque puede constituirse un factor que descubra nuevas aristas para el abordaje de la realidad. ¿Cómo integrar en un cuerpo teórico la expresión de alteridad que se genera en los actores fundamentales de la escuela a partir de la dinámica presente entre el alter ego?