La recuperación de la mansedumbre: alrededor del espíritu y la obra de San Juan Bosco

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Monseñor Luis Alberto Luna Tobar

Resumen

Don Bosco, al acogerme al mundo universitario de su espíritu y de su obra, me exige que me “enloquezca un poco”, promoviendo la recuperación de la mansedumbre en la Universidad, como uno de los objetivos sociales más requeridos por el mundo presente y la cultura ambiente, poseídos por la violencia. Presumo de haber profundizado, desde hace muchos años, en los sueños de Don Bosco y de haber llegado, como pueden haber convenido muchos lectores estudiosos, a admitir que el sueño fue en él un modo profético de Providencia, muy acorde con la alegría y la generosidad propias de la personalidad del Santo: las virtudes adecuadas para el que debía ser un innovador fundamental en la pastoral de las juventudes y en la misma línea universal del compromiso de la Iglesia con el mundo presente y sobre todo con el laico en el ambiente actual. Todo ser humano nace para su siglo, para su tiempo. Casos extraños nacieron mucho después de su época y quedaron anclados en la edad media y tal vez en el patriarcado de la Antigua Ley; pero algunos seres excepcionales nacieron para mantener su vigencia más allá de su tiempo y ese poder aborigen les concede el don de entender su propio tiempo, de rescatar constantemente la tradición heredada y de acumular en su contorno social una predisposición, realmente profética, de humanismo comprensivo y de autenticidad liberadora. Ese es el caso de la personalidad y de la obra de Don Bosco.