Corporalidades y sexualidades: del vínculo a las fracturas sociales

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José Sánchez Parga

Resumen

1. Preámbulo hermafroditaLos días 26 y 27 de noviembre, con motivo de la Semana de Psicología Social, estudiantes de la carrera pintaron un gran mural, la figura en cuestión era monstruosa, una suerte de hermafrodita: un cuerpo humano con dos cabezas, una femenina y otra masculina, y una vagina junto a un pene. A mi pregunta intrigada respondieron que simbolizaba la unión del hombre y la mujer. La respuesta sorprende más que la misma figura, porque no hay unión posible, allí donde ya hay unidad.De hecho es imposible que el pene del hombre pueda penetrar la vagina de la mujer, cuando ambos sexos se encuentran ya unidos, uno junto al otro, en un mismo cuerpo.Más aún, la unión del hombre y la mujer no es únicamente la de sus sexos sino también la de sus cuerpos y la de sus personales subjetividades, todavía más imposible cuando sólo hay un cuerpo. De otro lado, un símbolo nunca tiene una representación real, sino al contrario: es la realidad la que puede ser simbólicamente representada por medio de una imagen para producir una significación.Finalmente, la figura hermafrodita ¿pintada por los estudiantes¿ es una supresión de la alteridad, del "otro" sujeto individual y diferente, ya que la diferencia personal entre el hombre y la mujer supone la existencia de dos cuerpos diferentes, puesto que el cuerpo es el principio de individuación de la persona, y por consiguiente de su subjetividad. Y si la diferencia es "ser-para-un-otro" (según Hegel), la diferencia corporal significa que un cuerpo "es-paraotro" cuerpo; de la misma manera que sólo la absoluta diferencia (y no sólo corporal como se verá más adelante) entre el hombre y la mujer los define como "uno-para-otro".