El embarazo precoz: no querido pero deseado

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Miriam E. Trujillo Mariño

Resumen

En los últimos años la tasa de fecundidad global entre las mujeres adultas ha descendido notablemente, en tanto entre las adolescentes se ha incrementado, al decir de Matilde Maddaleno (1995) en un artículo para la Organización Panamericana de la Salud; de igual manera opina Marcelo Dávalos (2006) al manifestar que en el país ha descendido de 6,76 a 3,61 en el último medio siglo anterior, en tanto que la "tasa de fecundidad especifica" de adolescentes en América ha aumentado. De cuatro embarazos reportados uno es adolescente, por lo que podríamos colegir que de cien embarazos, veinticinco son precoces.Frente a esto, reportes del Ministerio de Salud Pública (2006), mencionan que parte de ello, se debe a que la edad de inicio de la relación sexual en las mujeres ha disminuido a los catorce años, y en el hombre de quince años; y como consecuencia inmediata tenemos que ocho de cada diez embarazos adolescentes no son deseados, ocho de cada diez adolescentes no reinician sus estudios después del parto, el 100% de madres adolescentes viven con sus padres o suegros, el 95% de madres jóvenes no tienen trabajo durante el periodo de gestación, tres de cada diez tienen un segundo hijo antes de terminar la adolescencia, lo cual revisaremos más adelante.Reflexionar el "embarazo precoz" como problema social comienza por el análisis de la información y datos estadísticos (Sánchez Parga, 2004), así lo denuncia la realidad y la opinión pública como urgencia social "(...) en Ecuador existe el 30% de riesgo de muerte en las madres adolescentes porque no reciben información ni educación que respalde a las jóvenes y les ofrezcan orientación médica y psicológica" (2006) además de situaciones vinculadas como: hijos no deseados y abortos; abandono o adopción de hijos de madres adolescentes; madres solteras; matrimonios forzados; deserción escolar, entre otros.